El matutino puntualizó que “los controles se realizarán en tres turnos: el jueves, de 7 a 10 en el viaducto Carranza, en sentido hacia el centro; de 11 a 14 en Niceto Vega, entre Carranza y Bonpland; y de 15 a 18 en avenida Roca al 4300, en la mano hacia la General Paz. El viernes los puestos de control estarán en la avenida Rafael Obligado, frente al Aeroparque; Figueroa Alcorta y Guerrico, frente a AySA; y en el viaducto Carranza, en sentido hacia la General Paz”.
A diferencia de lo que ocurre en los casos de violación de luz roja, “cuando los agentes de control de tránsito verifiquen el exceso de velocidad no deberán pedir la autorización de un fiscal para el secuestro del vehículo”, explicó el artículo, que agregó: “La medida ahora está prevista en el Código de Tránsito porteño, que fue modificado por Ley para prever la retención del vehículo, siempre y cuando se detecte con equipos de captación electrónica que excedió la velocidad máxima permitida en más de 40 km/h”.
Las velocidades máximas autorizadas son de 40 km/h para calles y colectoras, 60 km/h para avenidas, excepto algunos tramos de Figueroa Alcorta, Libertador, Quiroga y Rafael Obligado, donde es de 70 km/h, y 100 km/h en las autopistas. La nota de Clarín aclaró que “no se cobrará el acarreo hasta la playa de Seguridad Vial” y que para recuperar el vehículo “el infractor deberá presentarse ante un controlador de faltas, que podrá imponer una multa de $ 100 a $ 1.000 para conductores de vehículos particulares, o de $ 300 a $ 500 para choferes de colectivos, taxis, camiones o transportes de escolares o discapacitados”.