InicioPRUEBASContacto: Mercedes-Benz GLC 300 4Matic Automático

Contacto: Mercedes-Benz GLC 300 4Matic Automático

Nos subimos al SUV mediano basado en el Clase C, que entrega auténticas prestaciones deportivas con un plus para el “off road”. Y allí lo llevamos…

prueba-mercedes-glc-1

new-martinPor Martín Egozcue
martin.egozcue@carsmagazine.com.ar

El Mercedes-Benz GLC es el nuevo SUV mediano de la marca alemana basado en el Clase C. Así, se convierte en el sucesor del GLK, modelo que fue discontinuado. Además, el GLC es otro de los productos identificados con la nueva nomenclatura que Mercedes-Benz utiliza para su línea SUV, donde “GL” significa (en alemán) “Todoterreno Liviano” y la letra a continuación, en este caso la “C”, expresa que deriva del Clase C (del mismo modo, un GLA es el SUV del Clase A; y un GLE, del Clase E). De la ciudad al campo, CarsMagazine.com.ar realizó un contacto con el GLC para entender cuál es su propuesta.

En Argentina, el GLC se lanzó en mayo pasado y por ahora se ofrece en una única versión, denominada 300 4Matic Automática, con motorización naftera turboalimentada 2.0 de 241 CV, transmisión automática de 9 velocidades y tracción integral permanente. Llega importado desde Alemania y su precio es de 102.000 dólares.

En el mercado local y considerando la potencia como principal parámetro, los rivales más directos del GLC son el Audi Q5 2.0 TFSI quattro (230 CV), de USD 72.000; y el BMW X3 xDrive28i (245 CV), de 77.900 dólares. Como se observa, el precio del GLC resulta más elevado frente a sus competidores, pero el equipamiento es más completo. En cambio, la garantía del GLC es de 2 años sin límite de kilometraje, lo que parece mejorable frente a los 3 años o 100.000 km de BMW o los 3 años o 90.000 que ofrece Audi.

Estéticamente, el GLC no tiene nada que ver con el GLK al que reemplaza. Mientras que este último se caracterizaba por sus líneas cuadradas, en el GLC predominan las curvas, en una silueta mucho más fluida y dinámica. Además, el GLC crece en dimensiones frente a su antecesor: es 12 cm más largo (4,65 m), 12 cm más amplio entre ejes (2,87 m), 5 cm más ancho (1,89 m) y 1 cm más alto (1,64 m). Frente al GLK también mejoró su coeficiente aerodinámico, que se redujo de 0,34 a 0,31 Cx. El GLC es además 80 kg más liviano que el GLK (sólo en la carrocería se logró una reducción de 50 kg combinando aluminio y acero de alta resistencia).

La versión ofrecida en Argentina incorpora, de serie, dos paquetes de equipamiento orientados al uso en “off road”. El primero es estético (entre otros detalle, incluye barras de techo) y el segundo –sin duda, el más valioso– es técnico, y consiste en control de descenso en pendientes, protección de las zonas bajas, elevación del despeje en 2 cm (para un total de 20 cm); y un menú con seteos de conducción específicos para nieve, barro, arena, remolque o pendiente. Todo esto le confiere al GLC un plus en su desempeño fuera del asfalto, siempre para excursiones de baja complejidad. En Argentina, el GLC propone, también de serie, llantas de aleación AMG de 19 pulgadas y 5 rayos, con neumáticos Pirelli Scorpion de bajo perfil (235/55) y un dibujo claramente orientado a maximizar el desempeño sobre asfalto (o sea, van a contramano del espíritu “off road”). Por el rodado mencionado y el bajo perfil, el confort de marcha en ciudad (sobre baches o empedrados) no resulta, precisamente, un aspecto a destacar.

El GLC no tiene rueda de auxilio, ya que calza cubiertas tipo “Run Flat”, aquellas que tras un pinchazo no se desinflan y permiten circular a 80 km/h por aproximadamente 100 kilómetros. Pensando en un viaje largo, sin duda no parece la solución ideal para nuestro país, y menos para un vehículo con ciertas aspiraciones “off road”. Pero no queda opción porque el GLC no tiene lugar físico para guardar una rueda de auxilio (debajo del piso del baúl hay diversos espacios portaobjetos y allí no entra una quinta rueda).

Como es de esperar en este segmento, la calidad general es de altísimo nivel, con materiales muy cuidados. Puntualmente, en el GLC se destacan las terminaciones en aluminio pulido, fibra de carbono, superficies con inyectados suaves y en negro brillante, e insertos cromados, entre otros.

El interior replica lo que ya habíamos visto en el Nuevo Clase C que probamos a mediados de 2015 (ver aquí): instrumental completísimo y de fácil lectura, posición de conducción con múltiples regulaciones eléctricas (incluidas el ajuste del volante en altura y profundidad, la extensión del cojín del asiento y la altura del apoyacabeza); y un pad táctil para interactuar con la central multimedia (de pantalla también “touch”, de 8 pulgadas) que se opera con los dedos, como si fuera un Smartphone. Pese a esta innovación del pad táctil, el GLC (como el Clase C) también conserva la clásica “ruedita” de la marca alemana para seguir activando desde allí ciertas distintas funciones del vehículo (climatización, audio, navegación, telefonía, etc.), que a su vez disponen de teclas directas individuales. O sea, el conductor tiene hasta tres formas de activar ciertas funciones del vehículo. En el interior también hay varios detalles con estética AMG, como el volante, la pedalera y las alfombras. Por último, se destaca el amplio techo panorámico.

La habitabilidad trasera es correcta para dos adultos y más amplia que en el GLK gracias a la mayor distancias entre ejes. Un quinto pasajero no viajará tan cómodo en la plaza trasera central porque el túnel de transmisión resta espacio para las piernas. El baúl creció en 80 litros de volumen frente al GLK, hasta destacables 550 litros (lo mismo que el X3 y 10 litros más que el Q5). La visibilidad es un tanto compleja hacia atrás, por lo que resulta de suma utilidad la cámara de retroceso y el sistema de visión en 360 grados.

Como apuntamos, bajo el capot del GLC 300 4Matic se esconde un motor naftero turboalimentado de 4 cilindros y 2.0 litros, que entrega 241 CV a 5.500 rpm y un torque máximo de 350 Nm, disponible en todo su esplendor desde apenas 1.400 rpm y en forma constante hasta 4.000 rpm. La transmisión es automática de 9 velocidades 9G-TRONIC, de convertidor de par –inédita en su segmento por la cantidad de marchas–, con levas al volante (y el selector principal, también ubicado detrás del volante). Con este “combo” de motor y caja, las prestaciones son contundentes y elogiables para un vehículo que ronda los 1.800 kg: de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y 222 km/h de velocidad máxima, según cifras oficiales. La tracción 4Matic del GLC reparte el torque en 45% al eje delantero y 55% al trasero.

Además de los seteos ya mencionados para el “off road”, el GLC se destaca por la posibilidad de elegir distintos modos de conducción (Eco, Comfort, Sport, Sport+ y hasta uno personalizado) mediante el dispositivo “Dynamic Select”, que modifica la respuesta de la dirección, el acelerador y la caja, entre otros. Así, es posible desarrollar una conducción ecológica y relajada, beneficiando el bajo consumo; o bien deportiva al extremo, priorizando las prestaciones y el desempeño dinámico. El “Dynamic Select” no es un mero “chiche”, ya que resulta bien evidente el cambio en el “carácter” del vehículo, sobre todo entre un extremo y otro de las distintas opciones.

Enumerar el equipamiento del GLC demandaría varios párrafos. Por eso, sólo mencionaremos los más destacados, como el “LED Intelligent Light System”, que en función de la luminosidad del camino determina cómo y cuánto iluminar (activa y desactiva las luces altas en forma automática para no encandilar); sistema “Head Up Display” para visualizar información sobre el parabrisas (velocidad, instrucciones del GPS, etc.); portón trasero de apertura y cierre eléctrico “Easy Pack”; sistema “Parktronic” con ayuda activa al estacionamiento, cámaras en 360° y hasta imagen cenital; y monitoreo de cansancio del conductor “Attention Assist”. Estos son sólo algunos de los dispositivos tecnológicos del GLC orientados al confort y la seguridad (ver más en la ficha técnica, aquí).

A modo de conclusión, podemos afirmar que diseño, prestaciones, equipamiento y un plus para abandonar el asfalto son los principales pilares sobre los que se apoya la propuesta del Mercedes-Benz GLC. Un producto que sabe combinar, en un mismo “envase”, una generosa ración de deportividad con la dosis justa de versatilidad.

prueba-mercedes-glc-2 prueba-mercedes-glc-3 prueba-mercedes-glc-4 prueba-mercedes-glc-5 prueba-mercedes-glc-6 prueba-mercedes-glc-7 prueba-mercedes-glc-8 prueba-mercedes-glc-9 prueba-mercedes-glc-10 prueba-mercedes-glc-11 prueba-mercedes-glc-12 prueba-mercedes-glc-13 prueba-mercedes-glc-14 prueba-mercedes-glc-15 prueba-mercedes-glc-16

NOTAS RELACIONADAS